Orgulloso de ser del PP.

Me dicen que si "me meto" mucho con mis "amigos" del PP, que si "Carlitos" y tal.

Y "Angelillo" me dijo que "me nota", incluso, algo resentido.

Y, por eso, por si hay dudas, ahora voy yo y me declaro : ¡Orgulloso de ser del PP !.

Esto del orgullo es algo muy particular :

Unos, en el histórico PCE, alardeaban de su protagonismo en la lucha contra la Dictadura y se autodenominaban "El Partido de la Libertad".

Otros, en el PSOE por ejemplo, presumían de sus "Cien años de honradez", y alguno en un despacho de Sevilla pensó : "¡ Ozú, ni un zegundo !".

Y yo voy y digo que presumo de ese "animal político" que es Don Manuel, que el que Manuel Fraga en política haya "hecho de to" y haya estado en todos los sitios a mí "me pone", y que en mi casa siempre hemos dado por cierta esa leyenda según la cual él fue el único que se atrevió a dar un golpe en la mesa en un Consejo de Ministros presidido por Franco.

Y es que lo de los Paradores Nacionales, la Ley de Prensa, lo del "Spain is diferent !" y aquel baño en Palomares, yo lo he visto y lo sigo viendo con simpatía.

Y lo de aquellos tirantes con la bandera rojigualda, que tanto hicieron para integrar a "La Derecha" en la democracia, también.

Y me emociono cuando vuelvo a ver las imágenes de aquella despedida suya desde un ventanal de Génova 13, y también cuando vuelvo a oír aquello del "No hay tutelas, ni hay tu tía", y también cuando vuelvo a escuchar la gaitas tocar en la Plaza del Obradoiro, y también cuando recuerdan aquel enfrentamiento suyo a pechera descubierta con los guardias civiles de Tejero.

Y, también, yo voy y digo que presumo de aquella ilusión y aquella ingenuidad de los tiempos de "Antoñito" Hernández Mancha, cuando muchos quisimos ser algún día unos auténticos "Chicago boys" y algunos luego se conformaron con parecerse a Mario Conde.

Y, también, yo voy y digo que presumo de los años de José María Anzar en los gobiernos de Castilla y León y de España, y que ahí han quedado, por supuesto, el final de "la Mili", la entrada en el Euro y la Cumbre de las Azores, pero también todo un cambio de mentalidad que, lamentablemente, como dijo entonces Don Félix, algunas malas decisiones tomadas a partir del 2002 interrumpieron.

Y, por eso, mi denuncia de estos hechos no significa por mi parte ni "malaje" ni resentimiento, sino que es fruto del amor a una organización y del orgullo de haber permanecido a ella.


Y, así, ahora, y una vez denunciado lo que había que denunciar, prefiero por unos momentos apartar la vista del "lado oscuro" de la política y darme el gusto de orgulloso oírles hablar a Alberto Núñez Feijoo, Antonio Basagoiti, Teófila Martínez o, siempre en mi recuerdo, a Gregorio Ordóñez.

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