Un sillón en Caja Madrid.

Una pequeña anécdota :

Yo, en aquella época, me estaba caracterizando, para asombro de mis jóvenes "compañeros", por rechazar cuanto puesto y cargo político me ofrecían.

Ya había empezado siendo "un poco rarito" con eso de que al principio no estuviera siquiera afiliado, y luego con aquello de que un día Pedro me afiliara por fin, y yo sin saberlo, y que mi carnet lo guardara él en un cajón por si acaso ( ¡ Lo que me reí de Palencia con este asunto ! ).

Pero a Juan Tomás y a Juan Carlos lo que les sorprendió de verdad es que tanto Pedro como yo renunciáramos a ser concejales, y a Emilio no tanto por pensar que ninguno de los dos lo merecíamos ( ya sabéis, era "el intelectual" del grupo ).

Luego, tampoco me interesó mucho ascender en la NN.GG. local a secretario de área o "vicesecretario", y rechacé ser secretario general en beneficio de "Carlitos", y, eso sí, me convertí al final en su presidente.

Pero sí hubo un puesto al que de buena gana hubiera optado :

Un día, visitando el despacho de concejales de entonces, dominado por Juan Tomás, participé en un pequeño debate sobre quien debía ser nuestro representante "pepero" local en Caja Madrid y enseguida quedó claro que sería Juan Tomás o Juan Carlos.

Y yo, tan cachondo, les dije, entre bromas, pero también para hacerle ver a Juan Carlos la importancia del puesto, ya que me pareció algo despitado ..., les dije, sí, les dije que ese sí que era "un buen puesto para mí".

Al final, el sillón lo ocupó primero Juan Tomás, y luego Juan Carlos, y no sé muy bien quien lo ocupa ahora, pero me lo imagino ( ¡ Granados ordena y manda ! ).