¡ Mi reino por un cuarto de cordero en Los Corrales o un cochinillo en Casa Duque !.

Estoy prendado de "Isabel", a la serie de televisión me refiero.

 

Bueno, en realidad, por culpa del "Aquí no hay quien viva" ( o como quiera que se llame ahora ) que en el mismo día y a la misma hora también tiene enganchada a Sonia, yo a "Isabel" la estoy siguiendo por Internet, y además así algún trozo lo rebobino si quiero.

 

Sí, el ver reflejado en la tele lo de aquellas Cortes castellanas convocadas principalmente por cuestiones de dineros, y lo de esos reyes aragoneses acostándose con "muy modernas" nobles catalanas, pero concertando bodas con "muy antiguas" nobles ( hija de Pacheco ) y reinas castellanas, y haciéndolo finalmente y por encima de todo debido a sus apuros financieros, me hace volver a congraciarme con lo que un día estudié de Historia Económica de España.

 

Pues sí, gracias a aquello de la Mesta, en Castilla había dinero y por eso durante un tiempo fue más interesante el ser un "ricohome" o una "ricahembra" que el ser marqués o conde.

 

En cambio, ya entonces eran así de suyos, en Aragón era muy complicado convocar a Cortes con intención de solicitar algún estipendio, más bien se terminaba siempre hablando de cuestiones de procedimiento.

 

Además, ahora que estamos ante unas nuevas elecciones vascas, y que tanto se presume de desapego, el recordar que un día los Mendoza, los Ayala, los Velasco y los Orozco bajaron desde Alava y dejaron así de pelearse allí entre ellos, y se aposentaron en Castilla y dominaron los sucesivos gobiernos, e incluso luego llegaron a marchar a América y clavar allí el pendón castellano, pues hace que nos preguntemos : ¿ pero de qué singularidad están entonces hablando ?

 

Y, finalmente, yo que estoy ahora a dieta voluntaria, en el sentido de no comer más carne que la estrictamente necesaria y aún menos, para creo así poder acabar con ese principio de gota que parece que padezco, lo de ver al rey Enrique comiendo compulsivamente y hasta la nausea sus buenos cochinillos segovianos y sus aún mejores corderos arandinos, y en la escena siguiente siendo refrescado por un sirviente el dedo gordo de su pie derecho, pues me hace sentirme identificado y me hace pasar un buen momento.