"Por favor, Oscar, ponme un gin tonic".


Lo siento, y antes de nada me disculpo con él, pero debo reconocerles a ustedes que al leerle hoy a Santos me he quedado solo con la anécdota y he desechado todos y cada uno de sus argumentos.
Sí, ahora no podría yo decirles si estoy a favor o en contra de lo que él hoy nos ha escrito, pero les aseguro que leyéndole me ha entrado "un ansia viva" de vestirme, acercarme hasta "Marengo" y pedirle a Oscar que me sirva un gin tonic en copa de balón o en vaso de tubo.
 
O, incluso, y por llevar como siempre la contraria, volver a pedir uno de aquellos "Stolichnaya con tónica" que yo me bebía entonces, antes de que Gorvachov y la Perestroika arruinaran esa sensación única de estar saboreando algo que nos llegaba "por trueque" desde el otro lado de "El Muro".
 
Y es que lo del gin tonic, la política y "El Cabaret" fue aquí en Getafe un clásico, y el que hoy nos gobierne Soler y el que "Goyo" lo esté permitiendo no digo que tenga que ver, pero tampoco fue en contrario su comadreo con Sonia y Arancha de aquellos años.

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