A propósito de Kosovo.

Extraño fin de semana, en el sentido de poco habitual, el que he disfrutado estos últimos tres días.

Sí, con motivo de la boda de un familiar a la que he debido asistir, el viernes pasado "atardecí" en Trujillo, interesante localidad de grato recuerdo para mí y para José Alberto a la que sin duda deberíamos volver Sonia y yo en otro momento, sin tanto abuelo y tanto nieto.

Pero, por esa maldición que parece tener uno, ha precisamente coincidido este compromiso social mío con dos citas a las que de otro modo nunca hubiera faltado.

Por un lado, ese grupo de antiguos alumnos de Escolapios con el que mantengo el contacto y conservo la amistad, y que se reune a comer dos o tres veces al año, ha decidido organizar una cena precisamente para el sábado pasado y el "mal queda" de El Moli una vez más no ha estado.

Y por otro, esto ya en la red, en el blog de Alfredo Coll, y también este sábado, se ha estado repitiendo aquel famoso debate sobre la independencia de Kosovo, algo que yo venía hace tiempo reclamando, y de nuevo no me he enterado.

Y así, resignado, he decidido no sumarme al hilo de mi estimado "Valcarcel" cuando ya estaba agotado, un poco por no incordiar y otro poco por no vérmelas con mi repulsivo "Sigfrido", y he optado por explicar aquí en mi blog mi posición sobre este asunto :

- Que una vez hubo un país que se llamó Yugoslavia, nacido del interés aliado por impedir cualquier intento de expansión de la influencia alemana y austriaca en los Balcanes.

- Que desde su nacimiento Yugoslavia fue duramente criticada con el argumento de que había sustituido aquella magnifica estructura política que fue para algunos el Imperio Austro-Húngaro, y que en concreto los críticos mencionaban como realidades distintas a las actuales Eslovenia y Volvodina.

- Que Alemania, y también Austria, una vez completada la reunificación alemana, se empeñaron en rodearse de pequeños países a los que poder dominar comercial y políticamente.

- Que, junto al canciller alemán Helmut Kohl y su ministro Dietrich Gencher, y con el aplauso del archiduque Otto de Habsburgo, en la independencia de Eslovenia tuvo mucho que ver el Ministerio de Exteriores austriaco, y en la de Croacia la Secretaría de Estado de El Vaticano, y en la de Bosnia algún imán de Irán y algún príncipe de Arabia Saudita, y que todo aquello tuvo lugar por el deseo de George H. W. Bush de apoyarse en Alemania a partir de entonces y no ya tanto en el Reino Unido.

- Que, aún teniendo en principio Serbia la razón moral, el trascurso de la guerra y aquello de la limpieza étnica se la hizo perder y, finalmente, se hizo necesaria la defenestración de Slobodan Milosevic.

- Que no me sirve ninguna argumentación en favor de la independencia de Kosovo que no sea la de que el Pentágono haya querido quedarse para sí este nuevo pequeño país, para de este modo controlar cuanto ocurra en esa región.

- Y que, desde mi particular punto de vista de un español de Madrid, nunca me parecieron bien aquella destrucción de Yugoslavia o esta independencia de Kosovo, pero que también entiendo que una postura diplomática inteligente puede ser el no darse por enterados, el dejar pasar y el dejar suceder.





1 comentario:

  1. Espero que por lo menos la dadiva que hayas dado esté a la altura de las circunstancias máxime que estamos en época de crisis

    ResponderEliminar