"¡ Ha muerto Labordeta !", exclama Sonia al despertar y revisar su blackberry.
Nos levantamos los dos acelerados y descubrimos en las portadas de los diarios digitales que es cierto.
"¡ Que pena !", inmediatamente concluye ella y nos quedamos los dos en silencio.
Yo nunca le llegué a conocer en persona, Sonia me insistió más de una vez, pero yo no encontré el momento.
Sonia, ya digo, sí le conocía y llegó a tenerle mucho cariño.
Y es que Sonia en Zaragoza, gracias a la música, tiene otro mundo y José Antonio Labordeta pertenecía a él, y por eso desde hoy ese otro mundo de Sonia ya no es el mismo.
Por cierto, en este asunto Aznar el primero entre los primeros.
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