Lo de Uribe y Santos yo sí lo entiendo.

Todos decían que de tan amigos eran casi novios, e incluso pareja de hecho y cohecho.

Y no, no creo que los que lo decían se refirieran al aspecto sexual del asunto, sino más bien al laboral, al social y al político.

Por eso, sí, fue aquel enfrentamiento suyo tan sonado, tan comentado y tan celebrado.

Y todo aquello fue, como esto de ahora, por unas diferencias en cuanto a lo de la maldita estrategia.

El uno, el que ya no estaba, quería que se siguiera con la política del "no hacer ni caso, y si Utrilla ha de ser el que figure, pues que lo sea, y al día siguiente como con Carmelo todos al boicoteo".

Y el otro, el que se había quedado, que no estaba dispuesto a que "un recién llegado, un impuesto, "un Utrilla" fuera el que a partir de ese momento mandase y figurase en todo".

Y sí, seguro que tuvo mucho que ver en el desencuentro el que también hubiera víctimas más o menos inocentes que quedaran a la intemperie y fueran arrastradas por los elementos, como en este caso ha ocurrido con Fernando Londoño.

Sí, también entonces alguno esperó y esperó alguna ayuda que nunca llegó, y uno de los dos siempre se la prometió y el otro le intentó convencer todo el rato de lo improbable que iba a ser el que algún día le llegaran a entregar por fin lo por él tan esperado.

Y, bueno, sí, luego se metieron también por medio las familias, los amigos y hasta las mascotas ( y eso que ninguno de los dos tenía siquiera perro ).

Pero no, no fueron estos los culpables, la culpa fue de que los dos eran unos apasionados de aquello del "Stratego".

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