La idea de esta entrada no es mía, como casi todo lo que escribo.
Siempre hay algo o alguien que me inspira, siempre hay algo que escucho o que leo.
Y esto de los "cántaros llenos" lo acabo de ver en Libertad Digital, y el título de "¡ No hay deudas !" tiene mucho que ver con ese otro de "¡ No doy crédito !".
Hace años, antes de Ben Bernanke, y antes incluso de Alan Greenspan, aprendí aquel concepto del "apalancamiento", que era lo de pedir prestado de toda la vida, pero que entonces parecía que sonaba a nuevo.
Y así, mucho antes de que supiéramos de la existencia de Warren Buffett, fue Michael Milken el ídolo de barro de aquel tiempo.
Pero, ahora, como no hay crédito, el interbancario ha dejado de funcionar, el modelo español de obligación de provisionar en un alto porcentaje las posibles pérdidas es tomado como ejemplo, más aún al descubrirse que a pesar de ello el Banco Santander es la entidad que parece garantizar mayores beneficios, y empiezan a aparecer listados de las diez empresas más aburridas, en el sentido de no tener deudas, ni planes de expansión, ni nuevos proyectos.
Y es que ya, ahora mismo, como no hay financiación posible, las empresas han dejado de tener deudas entre ellas, y los particulares ha dejado de comprar a crédito, ya se trate de un piso en una inmobiliaria o de un sillón en la tienda de muebles de mi vecina.
Y antes una tonelada de harina te la fiaban incluso a años vista y los repartidores se negaban por miedo a los robos a aceptar tu dinero, te obligaban a simplemente firmar el albarán y te decían que ya vendrían de la casa a cobrar, y ahora te avisan de que te van a traer un pequeño saco e insisten que tengas preparado el dinero, y una vez han llegado primero se aseguran de que los estas esperando y ya te van cobrando mientras el compañero aún no ha descargado el último elemento.
Y también antes cualquier particular te obsequiaba a la hora de pagar con la visión de entre cinco y diez tarjetas en su billetera, y ahora una, la del cajero de Caja Madrid, y gracias.
Y puede que esto a alguno le parezca bien, pero yo digo que nos hemos cargado lo aprendido por la familia Rothschild en más de un milenio.
Y es que como decía Paul Samuelson la sabiduría está en el "término medio".
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