El pasado sábado, y después de mucho tiempo, Sonia me invitó por fin a cenar y a tomar unas copas los dos solos, lo que dicen que para la relación de pareja es algo muy bueno.
Yo no me sentía bien, por culpa de mis alergias, y terminé resultando barato : un poco de ensalada, un par de vodkas con naranja y, al final de la noche, una última cerveza que nos invitó Oscar en el Marengo.
Y así, durante un momento, me encontré algo mejor y la dije que aquella terraza en la que cenábamos era un buen lugar y que estaba a gusto y contento.
Y entonces me indicó que allí es donde ella había compartido mesa el otro día con sus antiguas compañeras del colegio y, ahí me provocó, añadió que estaba enamorada de Getafe y su gente.
Y yo, pesado que es uno, puntualicé que más que a todo Getafe ella se refería a las gentes que se mueven "por la calle Madrid y alrededores".
Y me respondió que podía ser que tuviera razón, pero que de todos modos ella seguía diciendo que le gustaba su pueblo.
Y esto es algo en que ella y yo disentimos.
A ella, como a Samantha Devin, le gustaría vivir en la Arcadia bucólica y pastoril, donde todos son gentes sencillas, se conocen y son amigos.
Y yo, a lo Tomás Moro, busco la perfecta Utopía, lo que implica mucho más que "un mundo feliz" o "un mundo bueno", que últimamente denomino Agora ( influido quizá por Amenabar, o ambos por David Friedman o "el maricón, más maricón que ninguno" de Justin Raimondo ), Val d'Acracia ( que los cachondos de "alasbarricadas.org", a los que les ha salido el tiro por la culata, han querido situar "entre las provincias de Cuenca, Teruel y Valencia" ), Anarcadia o, "a lo ferengi", Ancapia ( también debo ser un poco "trekkie" ), y que siempre he querido creer ver en el Manhattan cruel y asesino de Patrick Bateman ( "American Psycho" ), Sherman McCoy ( "La Hoguera de las Vanidades" ) o Carly Norris ( "Sliver" ), donde nadie parece conocer a nadie y a nadie le importa lo que haga el vecino del piso de al lado.
¿Solo disentimos en eso, Nacho?
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