Cristina quiso eliminar la referencia "cristiano" en la definición del partido.
Y "José Mari", en cambio, la quiso incluir en aquel ahora olvidado proyecto de constitución europea.
Y "el Soler", en el Pleno, se autocalificó como "poco religioso", mientras que Morato llegó por este asunto a romper por primera vez aquello de la disciplina de voto.
Y no me quiero acordar de aquel panfleto pre jornada electoral de los que se autodenominaban "amigos del obispo" y que únicamente salvaban a "Carlitos".
Y, ahora, y cada vez más, parece que es más importante lo católicos que son Santorum y Gingrich que lo conservador que está llegando a ser Romney.
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