Un Partido Popular de Madrid sin López-Viejo, sin Benjamín y sin Granados : ¡ Qué enterísmo, qué maravilla !.

Un día, en los pasillos de Génova, una buena señora que entre otros quehaceres administrativos de la Regional del Partido cumplía "cuando podía y quería" los mandaos de los chavales de "Nuevas", y a la que yo siempre puse el nombre de "María Antonia" (aunque hoy no juraría en absoluto que ese fuera su nombre ), pensando que yo era un íntimo de Lopez-Viejo ( por haberme ella visto con él en dos o tres ocasiones muy confiados ) me soltó un sinfín de loas, alabanzas y parabienes en favor de Alberto.

¿ Y saben lo que entonces pensé ?

¡ Menudo hijo de puta está hecho, otra más que se ha llevado al huerto !

¿ Y saben lo que enseguida comprendí ?

Pues que muy mal lo llevábamos los que apostábamos por Pedro Calvo y su cada vez más acentuado carácter gallego.

Y un día, saliendo tras un mitin del Palacio de Deportes, con Ginés, Benjamín y nuestro "Tomás, el de Brass" nos cruzamos, y verdaderamente en ese preciso momento ambos grupos nos hubiéramos aniquilado allí mismo a navajazos, tal era el odio que en ese momento nos profesábamos.

E incluso recuerdo que mandé a Fernando que tuviera a nuestro "David, el de la PSG" bien controlado, no fuera a irsele la olla y lanzar el primer puñetazo.

Y durante muchos años he contemplado el incompresible progreso de Granados, y ya no entendí como pudo llegar a ser elegido alcalde, y sí que le hicieran luego secretario general por el que para bien serlo no viene nada mal el ir por la vida haciéndose el cabronazo.

Pues eso, lo que siempre he dicho, que a mí Doña Espe me gusta, pero no me gusta nada su gente ( y aún menos la que heredó de los hermanos Rato ),y que no me gusta Gallardon, pero a muchos de los suyos los considero "de los míos".

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