A mí esto me lo han "cambiao".

Debo ser yo muy mío.

Pues me suele ocurrir mucho el que no coincida mi apreciación de las cosas con lo que me cuentan otros.

Y así, hasta hace bien poco, no he conseguido escuchar un relato de aquello de "La Movida Madrileña" que yo identificara como propio.

Aunque, ya les digo, últimamente sí que empiezo a oír sobre aquello argumentos más sensatos y, desde mi propio punto de vista, más ciertos.

Y, también, sobre aquel mandato de Ronald Reagan, o sobre el de Aznar, o sobre el de George W. Bush, no he dejado nunca de escuchar consideraciones absurdas y malintencionadas.

Y, bueno, en el ámbito local, también han sido muchas las falsas especulaciones sobre mi desencuentros con Pedro, con "Tomás, el de Brass" y con el resto.

Por eso, ahora, no me extraña que la película de "La Dama de Hierro" se centre demasiado en la interpretación de Oscar de Meryl Streep y apenas nada en los logros de Margaret Thatcher.

Como no me extraña que se publiquen novelas sobre Sarah Palin repletas de camelos.

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