El partido local era un desastre, todos divididos y enfrentados ; pero a nivel nacional no era mucho mejor : Verstrynge despedido, Fraga dimitido, y Herrero de Miñón al mando.
Pero, en este ambiente, Pedro es "el mejor".
No se como, pero en cuestión de segundos pasamos de apoyar la candidatura de Herrero de Miñón a firmar de los primeros la de Hernández Mancha.
Ahora eramos "manchistas" de toda la vida, vamos que podíamos jurar que hasta le habíamos visto tocar en su grupo de rock.
El día que ni a Hernández Mancha ni a mí nos dejaron votar.
Además de ser uno de los primeros que avalaron la candidatura de Antonio Hernández Mancha, en las Elecciones Municipales, Autonómicas y Europeas de 1987 ni a él ni a mí, ni a un gran número de ciudadanos, nos dejaron votar por no aparecer en el listado, tras haberse hecho una "extraña" actualización del censo.
Y el día que Herrero de Miñón "dió la espantá".
En otro Congreso posterior, yo estaba al cargo de la vigilancia de un pasillo.
Vi, por tanto, poco o nada de lo que sucedía en los Plenos o en las Comisiones.
Recuerdo, eso sí, una larga charla con un mas que "achispado" senador, que me estuvo adoctrinando sobre la problemática de Guinea Ecuatorial.
Y, por supuesto, recuerdo la despedida de Herrero de Miñón :
- López Viejo : Venga, preparar una sala.
- Moli : ¿ Como ?
- López Viejo : Necesitamos una sala para ya.
- Moli : Bueno, pues esta misma.
Así, al cuarto de hora, con un chaval de NN.GG. en cada una de las esquinas de la sala, Herrero de Miñón anunciaba a un grupo de periodistas su marcha del Partido, y yo era el chaval colocado a su izquierda de frente a los periodistas con cara de no gustarme nada lo que estaba diciendo.
Años más tarde, en las Vistillas, durante las "Fiestas de San Isidro", le volví a ver, pero esta vez él iba "algo desmelenado".
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