Pero todo lo bueno se acaba.
Los buenos tiempos de Pedro en el Ayuntamiento terminaron cuando, por un asunto de expropiaciones de tierras en el que se veía afectada su familia, mi amigo se enfrentó a sus compañeros en las oficinas municipales.
En pocos días fue apartado, su colaboración dada por concluida y, literalmente, expulsado de su despacho.
Y es que en Getafe el asunto de las tierras es algo exclusivo y excluyente.
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