Tras la salida de Juan Tomás, y por culpa de la "patológica" incapacidad de Juan Carlos para tomar una decisión y, luego, mantenerla, nos vimos enfrentados a Pío.
En primer lugar, el que unos chavales con "mala leche" le hubieran "levantado" el sillón a "todo un señor diputado" no había forma de que desde la Regional no se viera como un precedente peligroso.
Así que se lo pusimos ..., por nuestra culpa, por nuestras disputas, eramos una agrupación pequeña, dividida, débil, con un presidente, que no líder, pequeño, indeciso, inseguro y débil.
Y a Pedro le echan del Despacho de Pío.
Así fue, luego se le ha querido quitar importancia, pero la verdad es que Pío perdió la paciencia con Pedro y le echó de su despacho.
Por entonces, ante la "poca fortaleza" de Juan Carlos, Pedro había asumido en primera persona las negociación de la candidatura y, desoyendo las continuas llamadas a retirarse de la contienda, al final se había encontrado de frente al propio Pío.
Según sé, Pedro fue de nuevo presionado para que abandonara, pero al mantenerse firme en su posición el líder regional se descompuso y, creo que "perdiendo los papeles", le echo de su despacho.
Desde ese día la suerte de Pedro estaba echada, yo intenté recuperar a Juan Carlos para que liderara el proyecto, pero de nuevo me demostró que no tenía el suficiente temple.
Por eso, lo del "Acoso", al margen del sufrimiento personal, políticamente no fue más que el triste final de una triste historia.
Y Pío se esconde de El Moli, ... tras una fotocopiadora.
Tras el desastre en la confección de la candidatura, nuestro proyecto estaba seriamente tocado, en cierto modo sólo nos quedaba patalear, y eso fue lo que hicimos.
Así, siempre que podíamos, nos desmarcábamos y presentábamos candidaturas alternativas a la oficial, y siempre lo hacíamos en el último momento, y casi siempre era yo el que las presentaba.
Además, presentábamos recursos de amparo ante cualquier atropello "formal" de los nuevos dirigentes locales, eso sí guardándonos la "artillería pesada" de los "verdaderos abusos", reflejados en el ya por entonces famoso "Diario", para tiempos mejores.
Ya digo, nuestra intención era amagar, amagar y no dar.
Y, por supuesto, el encargado de presentar dichos recursos era también yo, el "kamikaze", el "loco" de El Moli.
Y, según parece, según me cuentan, en una de esas apariciones repentinas mías por el Registro de la Regional, sorprendí de tal modo a Pío que éste no tuvo mejor ocurrencia que lanzarse de un salto detrás de una fotocopiadora para no tener que cruzarse conmigo.
Y la verdad es ... ¿ Que no sé por qué ?
Porque ... "¡ Pío, pío, pío, que yo no he sido !".
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