El otro día me dio mucha pena Viktor Orban.

Sí, ya antes lo he confesado, me considero un admirador de Viktor Orban.

Más por su pasado que por su presente, pero admirador al fin y al cabo.

Por eso, el otro día, en lo del Balón de Oro a Cristiano, me dio mucha pena el que por allí apareciera para entregar un premio, como suplicando.

No, no es justa su condición de apestado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario