De "El Moli", Mario Conde y Juan Vicente Santacreu.












No, nunca he sido yo mucho de Mario Conde.

Ya aquel forofismo hacia su persona surgido entonces en casi todas las facultades de Económicas de este país a mí me fue muy ajeno.

Yo, en aquellos tiempos, más que identificarme con los héroes del "pelotazo", sufría y padecía la contradición entre las enseñanzas keynesianas de aquellos anticuados profesores y la realidad que contemplaba de una Thatcher y un Solchaga liderando las reconversiones minera e industrial con cierto éxito.

¿ Como podían aquellos maestros seguir hablando en aquellos duros tiempos de las excelencias del "multiplicador" keynesiano ?

Yo, de ser de algún banquero, que no creo serlo de ninguno, lo sería mucho más de Emilio Botín, de su hija, de su padre y de su abuelo.

Y si hablamos de artífices de "chiringuitos financieros" prefiero por supuesto a aquellos Henry Kravis y George Roberts de la KKR y aquello del "apalancamiento".

Aunque sí reconozco que a Don Mario le quitaron su banco y le metieron en la cárcel por haber llevado al Banesto a una situación muy similar, incluso algo mejor, a la que Amusategui llevó al Central Hispano y a este segundo, en cambio, le terminaron por dar incluso un título nobiliario.

Luego, Mario Conde también se cruzó en mi camino con aquel amago que tuvo de meterse a político.

Yo, por un momento, llegué a verle algo bueno a aquel proyecto primigenio del GIL ( el anterior a la deriva "pantojil" de Julián Muñoz ) y, sin que lo supiera siquiera Sonia, entré en contacto con ellos, pero casi inmediatamente a esto hubo entre Don Jesús y Don Mario un reparto tácito de la península y, pese a que algunos intentamos modificarlo hasta casi el último momento, el sur de Madrid quedó en manos del ex banquero.

Y, además, ya lo saben, luego he descubierto que Don Mario es también muy seguido por "el Moreno", lo cual da ya a mi inquina dimensiones de relato épico.

Por eso, y por considerarle más ejemplo de "neocon" ( lo cual "per se" no es nada malo ) que de la locura "tea party", y por no entender que aquel día en El Ateneo nos desmarcaramos de los de la Revuelta Ciudadana de Enrique De Diego y ahora nos entreguemos genuflexos a los de la Sociedad Civil, y por creer que en esto de Don Mario simplemente se ha equivocado Santacreu, voy yo y protesto.

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