No, no estoy declarando que me haya yo convertido en un cismático, aunque algo hay de eso.
Me refiero a que todos tenemos un Papa con el nos identificamos más.
Y suele ser casi siempre el Papa que nos ha tocado vivir en nuestra juventud.
Y así, mi madre habla de Juan XXIII como el Papa que decía mi abuela que tenía cara de bueno.
Y mi padre siempre está con Pablo VI y lo del Concilio Vaticano II.
Pero yo soy de Karol Wojtyla, y de aquellos que gritaron "Santo Súbito".
Y, ahora, aún soy de Joseph Ratzinger.
Bueno, mi madre también es mucho de Juan Pablo II, y decía de él que en los últimos años se le había puesto la mismísima cara de mi abuelo.
Y, bueno, también mi padre es muy mucho de Benedicto XVI y le gusta por su perfil de estudioso de los conceptos filosóficos y teológicos.
Pero mis hijos son del Papa Francisco, y no he sido capaz de explicarles con éxito lo de mi devoción por Wojtyla.
¿ Y a qué viene todo esto ?
Ha venido como consecuencia del fallecimiento del obispo Rogelio Livieres y la respuesta dada por Donald Trump a las declaraciones anticapitalistas de Bergoglio.
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