Solamente una vez, hasta el momento, me he sentido yo tentado de dejar mi actual condición de "mozo de almacén", "encargado de nada y de casi todo" y "aprendiz de ayudante del ayudante del confitero", en definitiva, de "hijo de mi madre y nieto de mi abuelo".
Sí, hubo una vez en que se planteó, al menos yo me lo plantee, el que se unieran los bufetes-gestorías de dos muy amigos míos.
Uno, a mi entender, gozaba en aquellas fechas del favor de "El Pitufo", y el otro, también según yo entonces suponía, parecía administrar con gozo los asuntos del reciente ex concejal Antonio Alonso, además de gustar también de coquetear con el entonces aún germinal negocio local del fútbol ( Alfonso, su padre y su hermano, Víctor y, finalmente, el Getafe, Güiza, ... ).
Pero no, el primero de aquellos amigos míos, ese al que yo por entonces adivinaba cercano a Pedro Castro, no quiso saber nada del asunto ( luego, pasados los años, creo que se arrepintió, pero ya no era lugar ni era momento ).
¿ Y a qué viene este recuerdo ?
Pues viene a que he vuelto hoy a releerle a Alcalá lo que ha escrito tras lo de Angel Torres en el Pleno.
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