Y está claro que en su rechazo pesa en Rivera su condición de catalán.
Ya saben, en Cataluña serían las comarcas que un día propuso Jordi Pujol.
Pero en Castilla son las diputaciones, y por extensión también en casi todo el resto de España.
En esto Albert Rivera me recuerda muchísimo a Alejandro Lerroux, pero desde entonces el caciquismo ha dejado de ser lo que era y según es hoy me parece hasta conveniente y acertado.
Que luego Carlos Fabra se pasa y no tiene medida en lo tocante a gordos de la lotería y aeropuertos sobredimensionados, lo acepto.
Pero ahí está Castellón y, viendo como era y como es, puede bien soltar un "ahí queda eso".
Y lo mismo ocurre en Orense, o en Burgos, o en Jaén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario