No podíamos seguir con Marcelino Oreja, Jaime Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz y la María San Gil de después del asesinato de Gregorio Ordóñez.
Ni es cuestión de marchar con Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara.
Pero el recurrir a la mafia inmobiliaria de Vitoria es un buen recurso y a la vez de cara al futuro es una muy mala solución.
Que la Quiroga no ha aguantado lo hemos visto, y se confirma que Basagoiti ya lo vió.
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