Los del Clan de Chamartín siempre vuelven.

Estábamos en los tiempos del todopoderoso Alfonso Guerra.

En los tiempos en que Alfonso Guerra controlaba en exclusiva la televisión, las campañas electorales y el gas natural que venía de Argelia.

Y en los tiempos en que Alfonso Guerra ponía y quitaba vizrey en Andalucía.

Y también en los tiempos en que Alfonso Guerra aquí en Getafe tenía siempre preparados mesa y mantén para lo que quisiera.

Y entonces decidieron los "guerristas", decidió Alfonso Guerra, que iban a sustituir también a Joaquín Leguina.

Y lo decidieron aquí, en Getafe, en una comida.

Pero entonces fue que no, pues aparecieron José María Maravall, Javier Solana, Joaquín Almunia y Josep Borell por la sede socialista de Chamartín y defendieron a Joaquín Leguina.

Y de inmediato "El Pitufo" reculó, como no hace tanto en lo del de Parla volvieron a recular él y también nuestra actual alcaldesa.

Y Joaquín Leguina siguió, y a los del Clan de Chamartín se les fue Josep Borrell y se les unió Carlos Solchaga, y entonces a la ampliación se la nombró "renovadora".

Y Maravall se dedicó a ser "mente gris", y Javier Solana a bombardear Belgrado, y se apostó por Joaquín Almunia, y Carlos Solchaga iba y venía de Cuba ( sin dejar nunca de almorzar en la terraza del Ritz al mediodía ), y ya estaba Alfredo Pérez Rubalcaba, y apareció entonces Jaime Lissavetzky.

Y con ZP y el 11-M, y luego en lo de ETA, y también en lo del "Estado de Sitio", supimos de lo que era capaz Don Alfredo.

Y un buen día volvimos a saber de Joaquín Almunia, por siendo comisario europeo poner a parir nuestra economía.

Y dicen que también ahora ha tenido mucho que ver Joaquín Almunia con lo que nos ha soltado a destiempo Pierre Moscovici.

Y no olvidemos que entretanto le hemos quitado su sueldo de cinco mil largos euros a Joaquín Leguina ( lo que va ser muy interesante es el ver a partir de ahora si sigue siendo tan "neocon" como hasta ayer ).

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