Esta pregunta, publicada a modo de anuncio electoral durante la última semana de campaña, fue a la que yo y muchos otros respondimos en 1989.
Luego ya no, luego se fue diversificando y la cagó.
Luego, ya como eurodiputado, se creyó algo más que aquel señor que protestaba por lo que le habían quitado y nuestro apoyo perdió.
No, no le habíamos votado para que estuviera a favor o en contra de esto o lo otro.
Le habíamos votado exclusivamente para que defendiera lo suyo, pero se lo terminó creyendo y la fastidió.
Y así, en 1994, ya no.
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