"El Despacho" era el despacho de Pedro.
En el Partido Popular, por entonces, había una sede oficial o no, dependiendo de la solvencia económica y la paz social de la organización en cada momento, pero había al menos dos subsedes oficiosas : la oficina del grupo de concejales, en manos de Juan Tomás primero y de Utrilla después, y "el Despacho", que era el despacho de Pedro.
Así, mas o menos abiertamente, se producía una constante peregrinación entre uno y otro despachos y, a modo de las clásicas comedias americanas, se abrían y cerraban puertas, entraban y salían personajes, con la absurda esperanza de no verse entre ellos.
Y en más de una ocasión, para no molestar al recién llegado, me tuve que ocultar, como los amantes de las mujeres infieles a la llegada del marido corneado, si no en un armario sí en un despacho contiguo.
Entraba Juan Carlos y salía Emilio, llegaba Antonio y se iba Neme, acudía Paloma y se escondía Carlitos, ..., la verdad que era para haberlo grabado en vídeo.
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