Esto empezó con Ronald Reagan, e incluso antes.
El debate era si tipos máximos del IRPF superiores al 50 % se convertían necesariamente en confiscatorios ( al estilo de los establecidos por los bolcheviques para acabar con los kulaks ).
Y también el debate era si el sueño escandinavo de la socialdemocracia estaba agotado.
La nueva teoría era el que un tipo máximo del 50 % desalentaba la inversión.
Y así se posicionó como objetivo el bajar estos tipos máximos al 48, al 45 y aún menos.
Sí, fue en ese momento en el que otro argumento se impuso : ¡ Globalización !.
Es decir, que en un mundo globalizado son los propios países y sus haciendas públicas las que entran en competencia y el tipo máximo de IRPF establecido es una variable más que principal del esquema.
Y así, empresarios y actores franceses se nacionalizan rusos y belgas, tenistas españoles se establecen en Andorra y también en Mónaco otros deportistas.
Y también así, el objetivo pasó a ser el 45 %, y luego el 43.
Pero llegó la crisis y aquí en España volvimos a los del 50 % y más.
Y una vez pasados estos malos años, al menos en las grandes cuentas, se ha vuelto al 47 y al 45.
Y una vez pasados estos malos años, al menos en las grandes cuentas, se ha vuelto al 47 y al 45.
Y ahora, en los próximos años, ya recuperados, Rajoy promete volver al 43.
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