Somos campo de batalla.
Y lo somos desde hace mucho tiempo.
Aquí tenía Carmelo su chiringo y vinimos unos "escolapijos" a jodérselo.
Y bien que se lo jodimos, pero luego nos fuimos dejando un desolado solar en vez de habiendo levantado un imponente edificio.
Y sí, esta desolación provocada por nuestros locales enfrentamientos fue aprovechada por "Pío, Pío, que yo no he sido", y primero nos colonizó y luego ya sólo faltó que nos la metieran enterita por dónde dicen que se amargan los tubérculos, y nos la metieron.
Y, ahora, y tras estos cuatro años de gobierno "arco iris", y quizá desde seis meses antes, a lo que estamos asistiendo es al declive de los de la judeo-masónica y al avance de los postulantes a ser de la Obra, del Yunke, o simplemente a presumir de tener cierta amistad o conocimiento del obispo.
Y no, no se llevaban bien los de la judeo-masónica con "Nachete", eran ellos más de Doña Espe.
Pero, luego, tras lo del Gūrtel, se pasaron a Granados y no veas lo que se columpiaron.
Aunque también lo hicieron Soler y los otros senatoriales alcaldes, y ya lo están pagando.
Y por eso se da ahora la circunstancia de que la muy progresista y agnóstica antes que a los de la judeo-masónica prefiere a los de la Obra, a los de la Legión y a los del Yunke.
Sí, es un poco como aquellas míticas alianzas entre la facción conservadora del Partido Republicano y el sureño Partido Demócrata pro segregación.
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